Barrancabermeja, 22 de junio de 2016
COMUNICADO DEL SEÑOR OBISPO DE BARRANCABERMEJA
CON MOTIVO DEL ANUNCIO DE LA FIRMA DE CESE AL FUEGO
BILATERAL
(En
las Parroquias, favor leerlo en las Eucaristías y colocarlo en un lugar visible)
Un cariñoso saludo.
De una manera muy particular quiero invitar a todos
y a todas a intensificar la oración, al Señor Jesús, para que nos conceda el
don de la paz.
El país vive un momento difícil y es urgente
desarmar los espíritus y construir todos juntos la reconciliación.
Para nosotros, los cristianos, es muy enriquecedor
el concepto de reconciliación de San Pablo, que significa el crear de Dios - su iniciativa divina - manifestado en Cristo y
operante gracias a su mediación y sucede por medio de la creación de una situación
nueva, un ser humano nuevo, una humanidad nueva en la cual no subsisten ya las
causas de la división. Esta reconciliación sucede pacíficamente, haciendo las
pases y no pacificando; se construye de abajo hacia arriba y no se impone de
arriba hacia abajo[1].
Esta reconciliación tiene unos criterios para hacer
las paces: la unidad, la unidad del cuerpo nuevo con su cabeza (Cristo), la
unidad de la humanidad nueva, la unidad orgánica del tejido social, unidad que
no elimina las diferencias, ni los sujetos, sino las causas de las diferencias
y los motivos de la división.
De esta comprensión de la reconciliación se inspira,
para nosotros, el concepto de justicia restaurativa, donde se
restaura la dignidad de la víctima, robada por el victimario y la dignidad del
victimario, robada por sus execrables crímenes.
Es una dinámica nueva, que no se centra en la justicia punitiva, sino
se orienta hacia la construcción de nuevas humanidades.
Que María Auxiliadora, la Virgen de los tiempos
difíciles, de los que nos hablaba Don Bosco (complejas convulsiones políticas,
sociales y económicas en Italia y en Europa) lo acompañe siempre.
Cordialmente,
+ CAMILO
CASTRELLÓN PIZANO, SDB
Obispo de
Barrancabermeja
[1]
Granados Rojas Juan Manuel, La teología de la reconciliación en las cartas de
San Pablo, Ed. Verbo Divino, Navarra (España), 2016. Pág. 152
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